Sunday, September 24, 2017

First They Killed My Father: A Daughter of Cambodia Remembers (2017)


First They Killed My Father: A Daughter of Cambodia Remembers (2017)
Dirección: Angelina Jolie
Guión: Loung Ung y Angelina Jolie
Protagonistas: Sareum Srey Moch, Phoeung Kompheak, Sveng Socheata, etc.


De pronto, una obra de arte nos despierta de una bofetada, nos hace percatarnos de que nuestra vida cotidiana y nuestro paisaje informativo están repletos de vanidad y lo que hoy nos alarma y nos indigna no trasciende la frivolidad.
No hay como tocar el fondo de la miseria y el peligro para comprender que el espanto y la humanidad van de la mano en los peores momentos de la historia.
Sobre todo, no me esperaba que la extraordinario largometraje First They Killed My Father: A Daughter of Cambodia Remembers (2017) [Primero, mataron a mi padre: una hija de Cambodia recuerda] fuera dirigido por Angelina Jolie.  Ya sus cintas Unbroken de 1914 y By the Sea al siguiente año anunciaban su gran talento como cineasta, sin embargo, me sorprendió ver su nombre en los créditos finales de este filme tras haberme estremecido hasta la médula durante sus intensos ciento treinta y seis minutos.
El cine es imagen. Por ello, Chaplin se empeñó en continuar filmando películas silentes incluso desués de la generalización del cine sonoro. La mestría directoral de la Jolie nos permite seguir la profunda trama de la película, hablada en su totalidad en khmer y vietnamita, casi sin necesidad de subtítulos. La imagen toma el mando desde la primera escena para arrastrarnos por los incontables círculos infernales que transita la protagonista hasta su glorioso final.
First They Killed My Father es una adaptación cinematográfica del libro homónimo de Loung Ung sobre sus memorias durante la dominacion del Khmer Rojo en Cambodia. El estelar guion cinematográfico es el resultado de la cooperación conjunta entre la autora y la directora del filme.
La historia se cuenta a través de los ojos y los recuerdos contrastantes de una Loung Ung de siete años, interpretada soberbiamente por Sareum Srey Moch.  
Los ojos infantiles nos hacen descender interminables  escalones del horror comunista, llevado a su máxima expresión por el Khmer Rojo en Cambodia entre 1975 y 1980. Durante este período, Cambodia perdió la cuarta parte de su población entre ejecuciones, hambrunas y enfermedades, además de destruirse buena parte de su infraestructura y de sus monumentos históricos.
Una vez que los norteamericanos abandonaron el
gobierno Camboyano a su suerte, el Khmer Rojo (apoyado por la China comunista) ocupó el país para imponer el régimen más represivo conocido por la modernidad, superando con creces la revolución cultural maoísta, las represiones y la colectivización estalinistas y el holocausto hitleriano.
Los Khmer Rojos desalojaron completamente las ciudades, destruyeron cuanto pudieron de la infraestructura y la herencia cultural de Camboya, y eliminaron cuanto representara la “penetración” cultural de occidente. Tras ejecutar a todos los funcionarios del gobierno, maestros y  profesionales, (incluso a quienes usaran espejuelos sólo por si eran intelectuales), internaron el resto de la población en campos de concentración para realizar trabajos forzados en la agricultura con la justificación de reeducarlos para la sociedad comunista perfecta.
La película sigue la mirada infantil de Luong Ung quien contempla sin comprender el desalojo de la población de sus hogares, su expulsión en masa de la ciudad al campo, la desintegración familiar, el despojo de toda posesión personal, la represión de quienes representaran el antiguo régimen y la “contaminación” occidental. Incluso, presencia el castigo de un hombre que ha utilizado una medicina occidental para salvar la vida de su pequeña enferma.

La población se ve reducida a una exclusiva muda de ropa la cual deben teñir malamente de negro para que todos luzcan iguales. Cada cual debe construir su precaria choza, y vivir y trabajar en forma colectiva en el campo a cambio de sólo una magra ración de comida, ya que la producción de las granjas comunales se enviaba casi completamente al ejército. Cualquiera que intentara tomar un bocado de los frutos de su trabajo era castigado con severidad.
Luong Ung ve cómo se llevan a su padre para ejecutarlo y pierde a su hermana enferma en una hospital donde los enfermos sen dejados morir sin atención médica. Poco a poco, la situación se agrava y la madre debe obligar a sus cinco hijos restantes a dispersarse para que puedan sobrevivir cada uno a su suerte. Así, la protagonista inicia la segunda parte de su viaje infernal.
A pesar de su extensión, lo deprimente de la trama, el profundo pauperismo y la violencia generalizada, la firme mano de la Jolien nos guía por una trama que nos empuja cada vez más abajo en el abismo infernal del comunismo sin dejar cabos sueltos ni perderse en desvíos ni hacer concesiones.
La cámara se halla siempre en el ángulo adecuado para contar el viacrucis de Luong Ung, apoyada por una banda sonora apropiada y actuaciones que aprehenden a la perfección la cotidianidad del terror, la penuria y la desesperanza.
La cinta llega al fondo de las consecuencias del igualitarismo totalitario que, disfrazado del humanismo y nacionalismo extremos, conduce indefectiblemente a la destrucción total y al despojo absoluto de la humanidad.

La película de la Jolie llega en momentos en que la atmósfera extremista y populista ha conducido a una parte importante de las producciones artísticas a una parcialización izquierdista olvidando los ejemplos de Cambodia, China, Corea del Norte, Cuba y Venezuela, donde se ha demostrado que el izquierdismo extremo sólo conduce al totalitarismo más destructivo y genocida.

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